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"Hay dos maneras de vivir la vida: una como si nada es un milagro, la otra como si todo es un milagro" (Albert Einstein)

jueves, 3 de febrero de 2011

UN ACCIDENTE TE CAMBIA LA VIDA


Tan sólo en un minuto

Un accidente de tránsito, una discapacidad, una nueva forma de vida

En Coronel Suárez cada día aumentan el número de accidentes de transito, por consiguiente, el número de personas con discapacidad. La falta de conciencia, de campañas preventivas y de educación, parecen ser los pilares de un flagelo que crece y que afecta principalmente a los jóvenes.
“La gente no toma conciencia que en un minuto la vida les puede cambiar, que pueden salir caminando y volver a sus casas moviendo un 20 por ciento de su cuerpo cuando antes movían el 100”, aseguró Rita Pugliese, quien posee una cuadriplejia producto de una lesión medular ocasionada por un accidente de tránsito.


Rita Pugliese tenía 19 años, infinidad de amigos y una excelente relación familiar. Estudiaba instrumentista en la Facultad de Buenos Aires, allí se instaló y proyectó un futuro lejos de Coronel Suárez, su ciudad natal.
Se catalogaba como una persona un tanto superficial que le era indiferente a la discapacidad, no sabía como tratarlos, como relacionarse con las personas que poseen necesidades diferentes.
Viajaba a nuestra ciudad con el objetivo de visitar a sus familiares y de compartir un agradable momento con sus amigos, caminaba, paseaba, corría, saltaba, se movilizaba de una forma sumamente independiente.
Una noche decidió subirse a un automóvil en el que viajaban tres personas más. El conductor, asegura Rita, estaba alcoholizado y transitaba por Avenida Sixto Rodríguez con exceso de velocidad.
De improviso el automóvil perdió el control, subió la plazoleta ubicada frente a la Plaza Tambor de Tacuarí y colisionó contra un árbol.
De los cuatro que se encontraban en el auto, ella fue la única que sufrió una lesión crónica por no llevar cinturón de seguridad.
Inmediatamente fue trasladada al Hospital Municipal “Dr. Raúl Caccavo” y luego de dos horas la derivaron al Hospital Leonidas Lucero de Bahía Blanca. Allí debió permanecer más de un mes y debió soportar un sufrimiento impensado... una cuadriplejia producto de una grave lesión medular que le imposibilita manejar el 75 por ciento de su cuerpo.
A lo largo de seis años, Rita debió someterse a varias operaciones, durante tres meses permaneció en un Centro de Rehabilitación privado de la ciudad de Buenos Aires y debe efectuar ejercicios de rehabilitación dos veces a la semana de por vida, cuestión que le posibilitó contar con una mayor flexibilidad en sus brazos.
“Tener la posibilidad de concurrir a un centro de rehabilitación es fundamental porque el discapacitado tiene que aprender a hacer todo de nuevo, a alimentarse, vestirse, saciarse, todas las acciones cotidianas, las cuales son fáciles cuando la persona no posee una discapacidad pero a la que la padece, le cuesta desarrollarlas con normalidad”, manifestó.
“El accidente cambio mi forma de vida y de pensar, crecí muchísimo como persona, comencé a ver las cosas de una manera diferente y a tratar a las personas distinto. Tal vez se deba al proceso de maduración propio de cada persona pero si no hubiese tenido el accidente, no sería la misma persona”, aseguró.
Actualmente Rita Pugliese tiene 25 años, se considera a sí misma como una persona diferente, tuvo que adaptarse a su nueva vida, encontrar una adecuada manera para solventar sus necesidades y aprendió a otorgarle el valor que la vida tiene.
Debió resignar la carrera de instrumentista para recibirse de Técnica en Comunicación Social, cuenta con una silla de ruedas motorizada para circular por la ciudad y si el día no acompaña lo hace en remis. Trabaja en el área de prensa de la Municipalidad de Coronel Suárez y asegura que recibe un trato cordial y mucha ayuda de sus compañeros de trabajo.
“Si bien lo que a las personas normalmente les cuesta poco, a mi me significa un gran esfuerzo pero me gusta trabajar porque es cierto que el trabajo dignifica”
“Una vez una enfermera me dijo que no debía sentirme culpable por pedir ayuda y creo que siempre existe un feedback entre las personas. No podré ayudar físicamente pero si les puedo ofrecer mis oídos o una palabra de aliento en los momentos difíciles”, sostuvo.

-En el minuto después del accidente ¿Qué fue lo primero que pensaste?
Lo primero que pensé fue que no iba a volver a caminar aunque no sabía la gravedad de mi lesión y lo grave que había sido el accidente.
Muchas personas que sufren este tipo de accidentes o lesiones mueren en las primeras 48 horas de ocurrido el siniestro.
Siempre quise pelearla, pase momentos horribles pero creo que nunca dije no puedo más. Estaba convencida que quería vivir, era mi principal objetivo.

Si debiéramos medir el tiempo que tarda en cambiarle la vida a una persona, el lapso de tiempo que tarda el cuerpo humano en transformarse, sin lugar a dudas el número ideal sería UN MINUTO. Ni más ni menos. Un minuto de inconsciencia, de distracción, de torpeza, de insensatez pueden transformarte en un discapacitado o en el peor de los casos, matarte.

“La gente no toma conciencia que en un minuto la vida les puede cambiar, que pueden salir caminando y volver a sus casas moviendo un 20 por ciento de su cuerpo cuando antes movían el 100”, sostuvo Rita.
“Las personas saben que se pueden accidentar pero no son concientes de las secuelas que pueden sufrir producto del siniestro. La vida es una sola y tiene mucho valor, la gente tiene que cuidarla y ojala no se percaten de hacerlo tarde, como me pasó a mi”, comentó.
Manifestó que pese a circular en sillas de ruedas por las calles de la ciudad, los automóviles, bicicletas y ciclomotores la respetan.
“La comunidad me respeta mucho, incluso más que a las bicicletas y motos. Algunos se enojaban pero era necesario que rearmara mi vida, no podía quedarme encerrada en mi casa viendo como se me pasaban los días”, afirmó.
Asimismo, la situación de Rita incentivó a varios comercios, instituciones e incluso a la Municipalidad de Coronel Suárez a contemplar la situación de las personas discapacitadas. Así se crearon rampas en diversas veredas y entradas de comercios, se colocaron otras en las puertas de las instituciones educativas y se le facilitó la circulación a aquellos que necesitan trasladarse en silla de ruedas.
“Me manejo libremente por la ciudad, en ocasiones necesito de ayuda porque obviamente no tengo un total control sobre mi cuerpo pero en general las personas ayudan, son solidarias”, dijo.
“Para el discapacitado todo es difícil. Por suerte estamos en un pueblo chico donde la gente colabora y trata de entender, aunque las miradas raras siempre están. Generalmente a las personas mayores le cuesta entender que un discapacitado puede convivir como cualquier otra persona”, comentó.
Sin lugar a dudas, la discapacidad es vivida de manera diferente: aquellas personas que nacieron con ella la experimentan de forma natural, mientras que, necesitan un mayor grado de aceptación y entendimiento, aquellos que la obtuvieron después de un accidente de tránsito. En este último caso, la clave radica en romper con los miedos, los temores, los límites del entendimiento, la carencia de educación o la indiferencia que poseían antes de padecerla.
“En Coronel Suárez son muchas las personas que están en silla de ruedas. Lo importante es romper los miedos, salir. La persona que debe convivir con una discapacidad tiene dos caminos: seguir viviendo o quedarse estancado”, ratificó.
“Todas las personas necesitan de la ayuda del otro no sólo el discapacitado”
Rita asegura que debe ponerse un mayor énfasis en la educación tanto vial como en el trato que deben merecer las personas con capacidades diferentes.
“En Argentina se cree que el discapacitado debe vivir encerrado, que no tiene derecho a vivir, a comunicarse, a enamorarse. Debemos empezar a educar a las personas, demostrarles que el discapacitado vive, siente y piensa igual que cualquier ser humano”, manifestó.
“La peor actitud que puede tenerse con un discapacitado es tratarlo como diferente. Son personas normales con una forma de vida diferente, la gente no debe obligarse a tener determinadas actitudes con una persona discapacitada, por el contrario, deben ser las mismas que tiene con cualquier ser humano”, aconsejó Rita.
“A medida que las personas me van conociendo se van dando cuenta que pueden enojarse conmigo, que tienen derecho a no saludarme y que les está permitido retarme en caso que sea necesario”, ejemplificó.

-¿Cómo ves tu futuro?
Me siento orgullosa de lo que he logrado en mi vida pese a mi discapacidad. Tengo una profesión, amigos, familia, un trabajo. Quizás me hayan quedado cosas por lograr pero a todas las personas les pasa y todavía soy joven.
Sigo proyectando cosas y trato de crecer cotidianamente. Me encantaría enamorarme, tener una familia, hijos, lo mismo que cualquier otra mujer.

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